DESCUBRA EL TXAKOLINA

Lo que muchos entusiastas del vino desconocen es que el País Vasco es también fuente de variedades de uva propias y de vinos únicos, algo existente desde tiempos romanos.

Cuando de habla de lo mejor de la gastronomía ibérica, el País Vasco marca huella. Es tan original y diversa como sus raíces ancestrales y culturales, empezando por un idioma único que carece de conexiones con lenguas romances como el espańol. No en vano, San Sebastián es punto de referencia cultural en el continente europeo y en el resto del mundo occidental.

Lo que muchos entusiastas del vino desconocen es que el País Vasco es también fuente de variedades de uva propias y de vinos únicos, algo existente desde tiempos romanos. Más que competir con las uvas clásicas adoptadas por regiones aledañas como La Rioja y Navarra, las uvas raizales son pinceladas en el lienzo enológico regional.

Debido a las condiciones climáticas imperantes, los vinos autóctonos –tanto blancos y rosados como tintos– se distinguen por su frescura y sabores minerales, lo que les permite adornar la exquisita comida vasca, particularmente si tiene origen marino. Los blancos son secos y efervescentes para asegurar un maridaje perfecto.

Hondarribia Zuri y Hondarribia Beltza se llaman las uvas ancestrales más reconocidas y son la columna vertebral del Txakolina, nombre como se conoce el vino resultante. En ocasiones se mezcla con otros cepajes cultivados localmente como Folle Blanche, Petite Manseng, Chardonnay y Riesling.

Son tres los principales centros de producción: Biskaiko, localizado en los alrededores de la ciudad de Bilbao. Allí, el vino es blanco y se distingue por sus notas frescas y vivaces. La segunda es Geteriako, elaborado en inmediaciones de San Sebastián. Y la tercera y más pequeña es Arabako, proveniente de lomajes ubicados en el islote de Amurrio.

Como muchos viñedos se encuentran próximos a la costa, un común denominador es sensación mineral o salina.

La razón por la cual estos vinos se desconocen en el resto de la península y, por extensión, en el resto del mundo es porque el 80 por ciento de los Txakoli se elaboran y consumen localmente. El volumen total anual ronda los tres millones de botellas.

Son tres las denominaciones de origen oficiales: Getariako Txakolina, Bizkaiko Txakolina y Arabako Txakolina.

Los vinos de Getariako son generalmente jóvenes y de color paja. Su acidez es marcada y refrescante, con un porcentaje de alcohol del 10.5%. Los elaborados con la uva Ondarribi Beltza suman poco, pero incluyen rosados y tintos.

Los Txakolina de Arabako alcanzan a extenderse hasta Alava, dentro de lla tradicional denominación Rioja.

Y los Txakolina de Bizkaiko se cultivan en pequeños viñedos y resultan difîciles de conseguir. El Txakolina Bizkaiko más reconocido de es un tinto de reflejos rosados, al que los habitantes locales llaman ‘Ojo Galló’.

Así es que la próxima vez que se dé una vuelta por el País Vasco acompañe sus comidas con cualquiera a de estos originales vinos. Será una experiencia original, fascinante y digna de recordar.

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