Macondo entre murallas
John Montaño
Las calles del barrio Getsemaní, en el Centro Histórico de Cartagena, están más vibrantes que nunca, La brisa del Caribe se mezcla con el eco de las palabras que Gabriel García Márquez dejó impresas en el aire de Cartagena.
Fue precisamente allí, en el llamado 'barrio de bravos leones', donde García Márquez habría de confesarle a su padre que quería ser escritor. Fue en una banca del Camellón de los Mártires donde muy joven Gabo le dice a su padre que no seguirá con la carrera de derecho, la cual adelantaba en la Universidad de Cartagena, sino que ha decidido dedicarse a la literarura. Furioso, su padre, que guardaba todas las esperanzas en su hijo mayor le responde con una frase que marcaría para siempre al escritor: "¡Comerás palel!"
Así, los callejones de la Tripita y Media, la Calle del Guerrero y la Plaza de la Trinidad vibran con nuevo atractivo: el legado del Gabo, convertido ahora en ruta turística, en voz de quienes han hecho de esas calles el escenario de sus propias vidas.
Getsemaní, refugio de comunidades resilientes, o 'bravos leones', gentes de luchas anónimas y de noches interminables de bohemia, hoy se alza como un testimonio vivo del realismo mágico que inspiró la obra de García Márquez.
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No es extraño pensar que aquí, entre los balcones coloniales y las fachadas coloridas, el joven periodista Gabo encontró personajes y situaciones que luego plasmaría en su obra inmortal. De este barrio bebió, como quien sorbe un trago amargo y dulce a la vez, el sabor de la vida caribeña.
En uno de sus relatos, el joven periodista retrataría lo que era el mercado público de Getsemaní, ubicado hasta la década de los 70 sel siglo pasado donde hoy se levanta el Centro de Convenciones.
El proyecto ‘Ruta Macondo – circuito Getsemaní’, impulsado por la Fundación Gabo y la Fundación Santo Domingo ha tejido hilos invisibles entre la obra del Nobel y el presente de esta comunidad.
En las manos de los residentes del barrio, que participaron en talleres y mentorías, surgieron tres propuestas turísticas inspiradas en el universo literario de García Márquez, como una ofrenda que devuelve a Getsemaní su papel de protagonista.
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La primera de estas iniciativas es 'Getsemaní realmente mágico': esta ruta invita a los visitantes a caminar por las mismas calles donde Gabo encontró la inspiración para muchos de sus personajes y escenas. Es un recorrido íntimo, casi confesional, donde las esquinas se llenan de historias y las fachadas de las casas murmuran secretos de tiempos pasados. A través de 17 puntos y 3 estaciones, el viajero conocerá un poco más sobre la vida de Gabo en sus primeros años como escritor.
Aquí, las guías no son simples narradoras; son guardianas de un tesoro cultural que fue develado por los ojos del escritor.
Pero la magia no se queda solo en lo tangible. La segunda experiencia, 'Ruta Macondo GetseMagic', transforma Getsemaní en un escenario sensorial, con proyecciones de imágenes sobre las paredes envejecidas del barrio, acompañadas de relatos que hablan de cine, gastronomía y el encanto indescriptible de sus calles,
Un viaje que transporta al visitante a un mundo donde la realidad y la ficción se funden en una danza caribeña. En este recorrido, el barrio es una pantalla donde se proyecta el legado de Gabo, y cada parada es un capítulo de esa historia interminable.
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Y para quienes quieran más, la ruta 'Macondo en Getsemaní' les propone sumergirse en la vida de Gabriel García Márquez de una manera más profunda. Este pasadía incluye un recorrido por los puntos clave del barrio, pero también un almuerzo en La Cueva, lugar emblemático de tertulias, bicicletas que recorren las calles empedradas, y un final festivo con música caribeña en el bar Los Carpinteros.
Es una experiencia completa, casi un homenaje viviente a la obra y el legado del Nobel, donde el turista no es un mero espectador, sino un actor más en esta puesta en escena getsemanicense.
Aquí, en Getsemaní, Gabo encontró los primeros pasos de su carrera, gracias a la ayuda de su amigo Manuel Zapata Olivella, quien lo conectó con su primer empleo como periodista.
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Iván Cárdenas Donado, gerente del área de Educación y Ciudadanía de la Fundación Gabo, explica que este barrio es más que un simple escenario de la vida del escritor.
"Este proyecto busca resaltar esas conexiones y brindar a la comunidad una oportunidad para contar su propia historia a través del legado de Gabo", comenta Cárdenas, consciente de la riqueza simbólica que encierra cada rincón de estas calles.
El poeta y líder comunitario Pedro Blas Julio Romero habla con orgullo de lo que estas iniciativas representan para el barrio. “Este proyecto nos honra enormemente", dice con la voz vibrante de quien siente la historia latiendo bajo sus pies.
"La pupila de Gabriel García Márquez se fijó en Getsemaní, y hoy, nosotros podemos devolver esa mirada, mostrarle al mundo quiénes somos a través de su legado”.
Así, Getsemaní se convierte en Macondo por un día, o quizás para siempre. Un Macondo donde los turistas no solo recorren, sino que también sueñan, junto a los fantasmas amables que habitan las páginas de Gabo y las calles de este barrio eterno.
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Cartagena
John Montaño
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