DEL CRUDO AL TURISMO

Más Contenido

Del crudo al turismo

Meta, Casanare y Arauca, deben diversificar sus economías. El turismo es una opción de desarrollo.

redacción más contenido

Cuando se habla de los Llanos Orientales, además de su vocación petrolera que lo ha caracterizado por décadas, vienen a la mente sus verdes y extensas sabanas, sus morichales, los vaqueros arriando el ganado, las hermosas melodías que salen del arpa, el zapateo del joropo, su baile tradicional.

Petróleo y tradición llanera, todo se conjuga en una región que empieza a apuntarle a la transición energética y a la diversificación de su economía para generar nuevas fuentes de ingresos y empleo para sus habitantes.

El objetivo es depender menos de los hidrocarburos, que no se van a acabar de la noche a la mañana, pero que están compitiendo con fuentes de energía más amigables con el medio ambiente. El turismo surge hoy como una de las opciones para los departamentos productores.

Por décadas, el petróleo ha sido la mayor fuente de recursos para el país. En 2023 los ingresos por las exportaciones de hidrocarburos ascendieron a 15.836 millones de dólares y representaron el 31% de las ventas totales al exterior.

Sin embargo, ha venido disminuyendo su participación ya que una década atrás, en 2013, las exportaciones de petróleo y sus derivados llegaron a una cifra récord de 32.485 millones de dólares y eran el 55% de las ventas externas. Las regalías a las regiones productoras fueron 9,5 billones de pesos el año pasado, 11,3% menos que en 2022.

Las reservas probadas de petróleo también están en descenso. Mientras en 2014 eran de 2.445 millones de barriles, en 2023 llegaron a 2.019 millones de barriles, que alcanzan para 7,1 años.

Las reservas de gas se redujeron a 2.373 giga pies y alcanzan para 6,1 años, lo que llevó al gobierno a anunciar mayores importaciones.

A pesar de este descenso, el gobierno mantiene su decisión de no firmar nuevos contratos de exploración de petróleo y gas, con lo cual pone en entredicho la soberanía energética del país.

Además, insiste en un proceso acelerado de transición energética para disminuir la dependencia de los combustibles fósiles y del carbón y abrirles paso a energías renovables no convencionales como la eólica y solar.

Los orígenes petroleros

Para entender el impacto de este proceso de transición energética hay que señalar que Meta, Casanare y Arauca, son los tres grandes productores de petróleo y responden por cerca del 80% de la producción total de hidrocarburos en el país.

Meta es el líder indiscutible, con el 54% de la producción nacional y 420.000 barriles diarios, en promedio; seguido de Casanare, con 127.000 barriles diarios, y Arauca con 58.000 barriles.

Un estudio de Fedesarrollo señala que, en el caso del Meta, la producción de petróleo comenzó en la década de los años 40. En 1939 la compañía Shell recibió la concesión San Martín y en 1945 inició exploraciones en la zona de Castilla La Nueva.

Dos años después perfora los primeros pozos, San Martín 1 y Chichimene, al sur de Villavicencio. Por su parte, la Chevrom Petroleum Company descubrió el campo Castilla.

Pero es hasta los años 60 y 80 cuando se da un verdadero auge petrolero con el liderazgo de Ecopetrol y la firma de contratos de asociación con compañías privadas. Ecopetrol descubrió el campo Apiay mientras que Intercol descubrió el campo Rubiales. A finales de los 80 entró en operación el Oleoducto Central de los Llanos, facilitando el transporte de crudo.

Casanare se destacó en el panorama nacional con el descubrimiento de Cusiana, en 1990, tras la asociación de Ecopetrol, la British Petroleum, Total y Triton. Cusiana se convirtió en el mayor yacimiento de petróleo y gas del país, con reservas que ascendían en su momento a los 2.000 millones de barriles. Posteriormente, se descubrió el campo Cupiagua.

Arauca es recordado por el descubrimiento de Caño Limón en 1983 por la compañía Occidental, lo que llevó a que la producción de hidrocarburos representara el 80% de la economía del departamento en los años 90, con un nivel de producción que llegó a una cifra de 128.000 barriles diarios a finales de esa década.

Con Caño Limón, Colombia fue autosuficiente en materia petrolera y pasó de ser importador a exportador de petróleo.

Este importante hallazgo dio paso a la construcción del oleoducto Caño Limón- Coveñas, que recorre 780 kilómetros y llega hasta esta población del departamento de Sucre. Además, tuvo un gran impacto en la economía nacional por los importantes aportes a las finanzas públicas y a la balanza cambiaria gracias a esta bonanza petrolera.

Actualmente el país produce, en promedio, 780.000 barrilles de petróleo diarios, pero llegó a producir hasta un millón de barrilles en 2015.

La apuesta por el turismo

Con la llegada del presidente Gustavo Petro al poder la historia está cambiando para estos tres departamentos productores.

El mandatario insiste en que el mundo tiene que ir hacia una economía descarbonizada para sobrevivir, y Colombia debe seguir por esta senda. Por eso ha anunciado en diversos escenarios que para reemplazar los ingresos de los hidrocarburos su gran apuesta es el turismo.

El gobierno espera que el número de visitantes foráneos llegue a 12 millones en 2026, duplicando las cifras del 2023.

En ese sentido, el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo lanzó la nueva marca “Colombia, el país de la belleza”, para impulsar el sector y atraer mayor inversión extranjera.

La campaña busca destacar la biodiversidad del país, sus atractivos naturales y exóticos y la riqueza cultural y gastronómica de las regiones. Adicionalmente, lanzó el plan “Turismo en Armonía con la Vida” para que aporte a la construcción de paz y a la generación de ingresos de las comunidades y apoyar las economías populares en los territorios.

Ya se están viendo los resultados. En 2023 el número de turistas no residentes en Colombia llegó a 5,86 millones, un incremento del 24,3% frente al 2022, mientras que las divisas generadas por el sector ascendieron a 9.000 millones de dólares. Cada turista deja, en promedio, alrededor de 1.472 dólares en el país.

Hoy el turismo es el tercer renglón de ingresos después del petróleo y el carbón. Es una cifra muy significativa que demuestra el potencial del sector. De hecho, la Organización Mundial del Turismo (OMT) destacó a Colombia como el octavo país en el planeta con el mejor desempeño en visitantes en 2023.

Colombia es el cuarto país de América Latina con el mayor número de turistas después de México, con 40 millones; República Dominicana con 10,3 millones y Brasil con 5,9 millones.

No obstante, si Colombia quiere reemplazar los ingresos de los hidrocarburos por los del turismo tiene que hacer un esfuerzo monumental.

El presidente de Anif, José Ignacio López, estima que se necesitarán por lo menos 27,4 millones de turistas extranjeros para compensar esos recursos.

La belleza y los desafíos del Llano

Colombia tiene con qué competir a nivel internacional. Además, si se trata de paisajes naturales, el ecoturismo, la biodiversidad, las costumbres y tradiciones de una región, en Llano lo tiene todo.

Es una vitrina de 253.000 kilómetros cuadrados (una extensión similar al Reino Unido, y superior a Uruguay, Grecia y Portugal) para vender al país en el exterior y para atraer a los turistas locales que hoy prefieren otros destinos en el Llano que empiezan a conocer como el majestuoso cañón del río Guape en el municipio de Uribe, sur del Meta; o la riqueza natural y literaria de Orocué (Casanare), cuna de la novela La Vorágine, a orillas del río Meta.

Y es que más allá de Caño Cristales, el río de los siete colores ubicado en La Macarena, en el Meta, uno de los sitios más promocionados y visitados, hay muchos otros lugares por descubrir.

Por algo, el diario The New York Times incluyó en 2021 a los Llanos Orientales como uno de los 52 sitios por descubrir y dijo que albergan una atractiva combinación de biodiversidad y cultura ganadera tradicional aparentemente perdida en el tiempo.

Se empiezan a posicionar lugares como el cañón del río Güejar, el secreto mejor guardado de los Llanos Orientales, ubicado en el parque nacional Sierra de la Macarena, en el municipio de Mesetas, que se ha convertido en un gran atractivo no solamente por la práctica de deportes extremos como el rafting sino por su impresionante belleza de aguas verde esmeralda, cascadas y piscinas naturales. No pocos visitantes camparan esos paisajes con los de Tailandia.

Ya no es necesario ir a un país africano para hacer un safari. En las sabanas del Casanare los visitantes pueden disfrutar de un típico safari llanero para conocer la fauna nativa de la región, entre la que se destaca los chigüiros, los venados sabaneros, osos, babillas, anacondas, decenas de especies de aves, la mayoría de acuática, así como la diversidad de paisajes.

Los turistas pueden conocer la región a través de caminatas, en camionetas o en caballo y visitar parques naturales y áreas de reserva. Varias agencias se han especializado en el tema para brindar una mejor atención a los turistas.

Otras opciones son el río Manacacías y sus delfines rosados, en el municipio de Puerto Gaitán, visitar las grandes haciendas y hatos ganaderos de la región para ver el día a día de un verdadero llanero y, por supuesto, conocer sus capitales y principales festivales folclóricos como el del Joropo, en Villavicencio.

Sin embargo, para que más visitantes nacionales y extranjeros lleguen a esta región se necesitan acciones coordinadas entre el gobierno nacional y los mandatarios locales, un trabajo integral de los tres departamentos y mayores inversiones en infraestructura hotelera y en conectividad aérea y terrestre.

No se puede seguir dependiendo de una vía principal de 86 kilómetros que conecta el centro del país con los Llanos y que en sus 86 kilómetros sufre constantes derrumbes (en los próximos meses el Estado invertirá 385.000 millones de pesos para atender 16 puntos críticos).

Se requieren vías alternas en buen estado y promover más vuelos y la competencia de aerolíneas para evitar excesivos incrementos en los tiquetes aéreos.

Pero también, es indispensable una mayor seguridad. Después de los esfuerzos realizados en los últimos años, con la desmovilización de organizaciones al margen de la ley y la firma del proceso de paz en 2016, no se puede permitir que retomen los territorios y desplacen a las comunidades que están haciendo grandes esfuerzos con el desarrollo de emprendimientos turísticos.

Hay que trabajar más en la formalización de los operadores con el fin de brindarle al turista un servicio de calidad, de la mano de personal capacitado y bilingüe.

En el Índice de Competitividad Turística Regional de Colombia 2023, elaborado por Cotelco y Unicafam, los departamentos del Casanare, Meta y Arauca quedaron en los puestos 16,18 y 28, respectivamente entre 32 departamentos y Bogotá, lo que demuestra que se deben seguir haciendo esfuerzos para continuar fortaleciendo el sector.

El Llano tiene mucho que ofrecer a locales y extranjeros. La transición energética marca el camino para que la región le apueste a sectores como el turismo, pero que sea sostenible, cuidadoso con la naturaleza y que contribuya al progreso de los llaneros.

Las inversiones para el Llano

El Ministerio de Comercio, Industria y Turismo dijo que a través de Fontur se destinaron 16.516 millones de pesos a Meta, Casanare, Arauca y Guaviare, así:

En Meta se han ejecutado 20 proyectos por 4.213 millones de pesos, entre los que se destacan: promoción del municipio de Lejanías como destino turístico de paz, del municipio de Granada con el Festival de la Cosecha Llanera y del Torneo Internacional del Joropo.

En Casanare se invirtieron 3.080 millones de pesos en 12 proyectos, entre ellos: promoción de Monterrey como destino turístico y cultural y rutas turísticas de la Campaña Libertadora y el Territorio Vorágine.

En Arauca las inversiones son de 5.493 millones de pesos en 10 proyectos, entre ellos: promoción del Festival Araucano de la Frontera, Torneo Internacional del Joropo y el Contrapunteo.

redacción más contenido

dfcsd

2024-10-01T05:16:20Z dg43tfdfdgfd